jueves, 24 de diciembre de 2009

Javier Perez Dolset "for President"

Estos días, todos vemos con asombro como uno de los empresarios españoles más importantes Gerardo Díaz Ferrán, está atravesando uno de sus peores momentos debido al cierre de la aerolínea AirComet, de la que es uno de sus propietarios.

Cientos de pasajeros se han quedado tirados en los aeropuertos donde, supuestamente, debían partir a sus lugares de destino. Muchos de ellos incluso habiéndose gastado gran parte de sus ahorros para poder visitar a sus seres queridos en estas fechas. El Ministerio de Fomento español ha tenido que hacerse cargo de estos pasajeros, proporcionándoles comida, alojamiento y billetes en otras compañías.

Pero lo que más podría llamar la atención es que Gerardo Díaz Ferrán sea también el presidente de la CEOE y haya manifestado en diversos medios que no está dispuesto a dimitir de su cargo al frente de los empresarios españoles. ¿Cómo es posible esto?

Realmente, esto tiene una explicación muy sencilla:

  • Tanto la CEOE como otras organizaciones de este tipo únicamente se interesan por las grandes empresas, poco se preocupan por los problemas de las pequeñas y medianas empresas. Si no ¿cómo es posible que la mayoría de los problemas de estas empresas estén ocasionados por los impagos y retrasos de las grandes empresas?.
  • Si la CEOE solo representa a las grandes empresas, su presidente solo representa a los grandes empresarios españoles ¿no?
  • Y si cogemos como ejemplo de gran empresario español a JAVIER PÉREZ DOLSET... todo encaja, podemos decir que Diaz Ferrán es el presidente perfecto de la CEOE.

JAVIER PÉREZ DOLSET es el presidente de CLUB ZED y el productor de PLANET51.

Pero en el hipotético caso de que Díaz Ferrán dimitiese o fuese destituido, creo que la persona que mejor podría ocupar ese cargo es JAVIER PÉREZ DOLSET, ya que:

  1. Ha dado sobradas muestras de que la mediana y pequeña empresa no le importa nada. Durante el último año ha intentado acabar con todas las empresas que trabajaron para él, como la nuestra.
  2. Este último año, su empresa ha obtenido grandes beneficios (como el mismo le contó recientemente a sus empleados en la comida de navidad), gracias a su estrategia de no pagar a sus proveedores. Por lo tanto, es un ladrón o un estafador.
  3. Es un ególatra al que le encanta juntar a sus empleados para darles elocuentes discursos sobre lo bueno que es (¡¡viva el CICERONE!!)
  4. No le importa pisotear a cualquiera para ser un poquito más grande (aunque sean miembros de su propia familia)

Por eso, mi voto como empresario es para JAVIER PÉREZ DOLSET. Espero que pronto le sea reconocido el "mérito" que tiene y reciba lo que merece.

martes, 1 de diciembre de 2009

Piratear Vs Estafar

El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define la Estafa como:
Delito consistente en provocar un perjuicio patrimonial a alguien mediante
engaño y con ánimo de lucro.

Mientras que el término "Piratear" tiene siguiente acepción:
Cometer acciones delictivas contra la propiedad, como hacer ediciones sin
permiso del autor o propietario, contrabando, etc.

En el caso de la Piratería, el Derecho penal sólo trata las violaciones más graves del ordenamiento jurídico, y en el marco de la propiedad intelectual, generalmente sólo se sancionan penalmente las conductas que supongan la copia o el plagio de las obras protegidas, donde concurran dos circunstancias:
  • el ánimo de lucro
  • el perjuicio del tercero
Donde el beneficio obtenido posea especial trascendencia económica. Esto último, en muchos casos, supone una actividad altamente especializada, que busca la comercialización de los productos copiados o plagiados, y se define en actos tales como la exposición de las copias en comercios, catálogos de venta, y otros. Considerar estos derechos como una forma de propiedad (y no como un derecho de uso) facilita la criminalización de la copia no autorizada. Permite además a las grandes multinacionales que controlan estos derechos una equiparación con otros delitos de mayor gravedad como el robo.

Por lo tanto, ¿por qué a la gente que no le importa que JAVIER PEREZ DOLSET SEA UN ESTÁFADOR les molesta que yo ponga un link para ver su película?

Yo no estoy cometiendo ningún delito, puesto que no he realizado la copia y no busco ningún beneficio económico; mientras que él si nos ha estafado, y por eso nuestra demanda está admitida a trámite.

Organizaciones como la SGAE y otras se preocupan por impedir que un pobre inmigrante se malgane la vida a coste de "quitar" una pequeña parte de sus beneficios a los autores; pero ¿por qué no se preocupa de que estos autores no comentan delitos para producir sus obras?

El producto nacional!!

Como hay muchos que opináis que hay que hay que apoyar a Planet51 porque es un "producto nacional" y, además, pensáis que los comentarios que expresamos en este blog pueden no ser ciertos, os dejo aquí un testimonio que espero sea suficientemente esclarecedor.


En el mismo artículo publicado en El País al que hacíamos referencia en el post anterior, Javier Pérez Dolset decía que el motivo que les había llevado a contratar al guionista de Shrek era porque, según ellos, "probamos a guionistas españoles y no encontramos a nadie preparado".



Pues bien, aquí os dejo el testimonio de Mariano Baselga, que escribió lo siguiente en el blog de otro guionista español, David Muñoz. La trascripción literal es la siguiente:

Yo fui el último de los guionistas españoles que "probaron" para la que por aquel entonces se llamaba “Planet One”. La productora se llamaba Renderboy.

Por entonces yo trabajaba en Globo, alguien nos puso en contacto, los directores (ni uno, ni dos: tres de ellos) me hicieron una entrevista y como "prueba" me dieron a leer el guión que tenían por aquel entonces.

El guión, escrito en inglés por un famoso novelista español y pagado más que generosamente, era un absoluto desastre. Yo les conté lo que me parecía, sin paños calientes, y acto seguido me ofrecieron un contrato bastante generoso, que acepté encantado, pues tanto la idea primigenia como la calidad de la animación (tenían ya un trailer) me parecieron fabulosas.

Entonces entró en escena el productor ejecutivo y dueño del tinglado, uno de los personajes más siniestros con los que me he topado en mi carrera profesional. Para abreviar: nos sometía a los directores y a mí a interminables reuniones que nunca empezaban antes de las ocho de la tarde ni acababan antes de las dos de la mañana (lo que le duraba el puro de 300 euros) en las que, básicamente, nos ilustraba sobre su visión del mundo, que los tres directores que tenía contratados parecían encontrar fascinante.

Las pocas veces que la conversación parecía centrarse en el guión, yo aprovechaba para intentar explicar por encima conceptos como conflicto, acción o estructura dramática, sin los cuales era imposible hacerles entender por qué el guión que tenían entre manos no funcionaba.

Recuerdo una gran discusión en la que, ante mi insistencia en ponernos de acuerdo sobre quién debía ser el protagonista de la historia, el productor ejecutivo declaró sin inmutarse, “eso ya lo decidiremos cuando tengamos la historia”.

En fin, las reuniones seguían, pero era el mundo al revés: él, jaleado por su coro de asdmiradores, ejercía de aprendiz de guionista, empeñado en discutir las ideas que se le ocurrían en el váter, mientras a mí me tocaba ejercer de productor ejecutivo, recordándole cosas tan obvias como que necesitábamos personajes sólidos y bien definidos, y entre ellos un protagonista con un conflicto claro, y que no estaría mal que la historia tuviera un principio, un medio y un final, y a ser posible, que éste último fuera feliz: el referente eran las pelis de Pixar.

La idea original era sencilla y potente: en un planeta de extraterrestres, muy parecido al nuestro, un freak dueño de una tienda de cómics estaba obsesionado por la existencia de vida en otros planetas. El detonante era la llegada de un astronauta de la NASA. Yo propuse literalmente, para centrarnos, “hacer un ET a la inversa”, idea que el productor ejecutivo consideró una gilipollez, pues según él, ET no funcionaría a día de hoy.

En fin, tras mes y medio agotador, asumí que no querían un guionista, sino un amanuense que pusiera en formato de guión las ideas inconexas del ególatra dueño de la empresa, para quien la película era su pequeño juguete. Yo les dije que no era su hombre, y ante mi plante me dieron una oportunidad: que hiciera “mi propuesta”, ya que era tan listo. Pedí dos meses para hacer un tratamiento y me dieron diez días, aunque me dejaron contratar a un colega, eso sí.

En esos diez días mi coguionista y yo escribimos una sinopsis de unas doce páginas con la que, por supuesto, no quedamos del todo satisfechos. El día que nos reunimos para comentarla, el productor ejecutivo declaró no habérsela leído y empezó a desbariar sobre un nuevo enfoque que se le había ocurrido conduciendo su Ferrari por la M-40.

Ahí acabó nuestra relación. Meses después coincidí con los directores en una fiesta. Por entonces habían encontrado un socio americano que exigía un guionista de primera línea: el elegido era Stillman el de Shrek. Le daban seis meses para una primera versión de guión. No quisieron decirme cuánto le iban a pagar, sólo me dijeron que si me hubieran pagado a mí lo mismo, ni yo, ni mis hijos, ni mis nietos tendríamos que habernos vuelto a preocupar por el dinero. (Creo que la cosa estaba entre dos y tres millones más escalado por taquilla.)

“Y eso no es lo peor”, me dijo uno de los directores. “¿Sabes lo que nos ha dicho Stillman que hay que hacer?” Yo negué con la cabeza y apuré mi copa (luego vendrían unas cuantas más). “ET a la inversa.”

Os lo juro.

Fuente: Canal TCM

Espero que después de leer esto, entendáis el tipo de personaje con el que nos estamos enfrentando... ¿todavía hay alguien que piense que no tenemos razón?